El programa formativo actual de Obstetricia y Ginecología (BOE-A.2009-8882) recoge de forma estructurada los conocimientos, habilidades y actitudes que deben adquirir los residentes durante cuatro años para formar especialistas competentes. Uno de los cuatro aspectos básicos en que se conceptúa la especialidad de Obstetricia y Ginecología es el estudio de los fenómenos fisiológicos y patológicos de la reproducción humana y su tratamiento.
El mapa de competencias es la base para el desarrollo del programa de formación de los residentes. En él quedan indicados los objetivos que han de cumplirse en cada año de residencia, tanto en los conocimientos (que debe saber), como en habilidades (lo que debe saber hacer) y actitudes (cómo se debe hacer y cómo se debe ser).
Centrando el análisis en las competencias que deben adquirirse durante la residencia en Medicina Reproductiva se incluyen, entre otros, los siguientes conocimientos: interacciones de la determinación y diferenciación sexual, hiperandrogenismo, amenorreas, hemorragia disfuncional, trastornos de la pubertad, anovulación crónica, climaterio, anticoncepción, infertilidad, estimulación ovárica, técnicas de reproducción asistida (TRA) y sus complicaciones, monitorización folicular de ciclos espontáneos y estimulados, diagnóstico de síndrome de hiperestimulación, diagnóstico de ovario poliquístico, histerosonosalpingografía, punción aspiración folicular y de quistes, ecografía Doppler y técnicas quirúrgicas y endoscópicas de patología uterina y anexial benigna.
Según el mencionado programa formativo oficial vigente actualmente, las habilidades que un residente deberá ser capaz de desarrollar en estas áreas son: Técnicas de reproducción asistida, interpretar resultados de estudios hormonales y pruebas dinámicas, estadificar los hirsutismos, indicar y manejar tratamientos hormonales, interpretar seminogramas, monitorización ecográfica y hormonal de la ovulación, inseminaciones artificiales, extracciones de ovocitos y transferencia embrionaria, prevención y tratamiento del síndrome de hiperestimulación ovárica.
En España existe gran variabilidad en la duración y el contenido del periodo de rotación en las consultas de esterilidad y reproducción asistida. En algunos hospitales se incluye endocrinología ginecológica en este rotatorio. En la mayor parte de los programas formativos es de 2-3 meses y se realiza durante el 3er o 4º año de residencia.
Por otra parte, según la última convocatoria MIR, se han ofertado un total de 255 plazas en 119 hospitales acreditados para la formación en Obstetricia y Ginecología. De los 376 centros acreditados por el ministerio para reproducción asistida, solo 94 son de titularidad pública, y de ellos, solo en 43 se realizan técnicas de fecundación in vitro. Esto supone que muchos residentes tienen que realizar rotaciones en centros distintos al que han elegido para formarse con el fin de adquirir las competencias necesarias en esta materia.
En el Hospital La Fe ha habido 16 residentes rotantes externos en 2018 y está previsto que en 2019 reciba a 18 residentes procedentes de otros hospitales de la Comunidad Valenciana y del resto de España.
Avances en el diagnóstico y tratamiento de las causas de esterilidad e infertilidad han supuesto un desarrollo de nuevas disciplinas que no están bien contempladas en el vigente programa y que requieren redimensionar los periodos formativos.
El desarrollo de nuevas técnicas de reproducción asistida, las nuevas demandas y el cambio en el perfil de las personas y parejas que presentan disfunciones de la esfera reproductiva o que requieren preservación de fertilidad hacen necesario que el especialista en obstetricia y ginecología adquiera nuevos conocimientos más adaptados a la realidad actual.
Como se evidencia en los datos aportados por los registros anuales de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), la edad de las mujeres que realizan TRA se incrementa progresivamente y esto conduce al desarrollo de nuevas estrategias, como la estimulación ovárica en mujeres con baja reserva o la donación de ovocitos.
Por otra parte, estas técnicas hacen posible la detección de enfermedades genéticas en ovocitos y embriones con el fin de seleccionar embriones no portadores de las mismas mediante diagnóstico genético preimplantacional o pruebas genéticas preimplantacionales (PGP).
El avance en los procedimientos de criopreservación de gametos y embriones permite la posibilidad de conservarlos ante situaciones médicas, personales o sociales que pueden suponer una disminución o agotamiento de la reserva ovárica, y la demanda de estas técnicas para preservación de la fertilidad es creciente.
El manejo de los fármacos necesarios para llevar a cabo una estimulación ovárica requiere preparación específica.
La transexualidad y los tratamientos de reasignación sexual son una realidad y es preciso conocer los procedimientos médicos y quirúrgicos en estos casos.
Por último, la reproducción humana está ligada a un profundo conocimiento de la fisiología de la reproducción y de la endocrinología del ovario desde la pubertad hasta la menopausia, así como de los aspectos socioculturales, psicológicos y patológicos que pueden afectar esta importante función, de la que depende la supervivencia de la especie. Los aspectos éticos y legales en medicina reproductiva también merecen especial atención.
Todos los cambios expuestos en esta faceta de la especialidad hacen necesario que los periodos de rotación en medicina reproductiva se amplíen y se introduzcan otros nuevos que permitan adquirir estas nuevas competencias en un entorno multidisciplinar, lo cual es del todo insuficiente en una residencia de 4 años.
Parece evidente que es necesario un cambio de paradigma en la formación de los futuros especialistas y que requiere una transformación del programa formativo actual.