1. ALGUNOS DATOS ESTADÍSTICOS GENERALES SOBRE LAS FAMILIAS ENCABEZADAS POR PAREJAS HOMOSEXUALES
El 2 de julio de 2005, España se convirtió en el tercer país del mundo en regularizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, que a día de hoy ya se ha establecido en 15 países y varias regiones más, entre las que se incluye el Distrito Federal de México y 15 de los 50 estados de EE.UU.; a esta lista previsiblemente se sumarán en 2014 Inglaterra y Gales, que ya han aprobado esta figura por la vía parlamentaria. Desde 2005 se han producido en España al menos 25 563 matrimonios entre personas del mismo sexo, de los que un 35,3% corresponde a parejas de mujeres y un 64,7% a parejas de hombres. El porcentaje sobre el total ha rondado anualmente el 2%, llegando a variar más de dos puntos porcentuales de unas comunidades autónomas a otras. (Por ejemplo, en 2011 se trataba de un 2,17% en su porcentaje global, pero en Cataluña suponían un 3,32% del total y en Castilla-León un 0,83%)1. En estos momentos es imposible saber cuantos de estos matrimonios se convertirán finalmente en unidades de crianza a través de técnicas de reproducción asistida, pero si la tendencia a constituir el 2% de los matrimonios continúa, parece razonable inferir que a largo plazo el porcentaje de niños y niñas criados por parejas homosexuales tenderá también a aproximarse a esta cifra.
Ya en 1990 cuando comenzó el llamado “homo baby-boom” en Estados Unidos, se estimaba que entre 5000 y 10 000 lesbianas estadounidenses fueron madres empleando técnicas de reproducción asistida (1), y la inseminación artificial parece estarse convirtiendo en el camino más natural para aquellas parejas de mujeres que desean tener hijos biológicos también en España. A este respecto, la situación legal es muy favorable, pues tras la última modificación de la Ley 14/2006, sobre Técnicas de reproducción humana asistida, los niños pueden registrarse directamente a nombre de dos mujeres cuando ambas están casadas y la madre no gestante da su consentimiento. Además, al contrario que en otros países de nuestro entorno, las mujeres solteras también tienen acceso a la reproducción asistida, lo que ha llevado a muchas mujeres extranjeras a acudir a nuestro país a inseminarse o realizar fecundación in vitro.
En cuanto a las parejas masculinas, las restricciones que impone nuestra legislación a la gestación subrogada, así como sus elevados costes, hacen que se trate de una técnica menos habitual, pero igualmente es un fenómeno creciente entre parejas de hombres, que viajan a aquellos países donde sí es una técnica legal. Se da la circunstancia, además, de que aunque la Ley 14/2006 no reconoce los contratos para practicar gestación subrogada en nuestro país, la Instrucción de 5 de octubre de 2010, de la Dirección General de los Registros y del Notariado, sobre régimen registral de la filiación de los nacidos mediante gestación por sustitución sí permite que los niños nacidos en países con garantías judiciales sean inscritos en los consulados españoles. Carecemos de información sobre el número de hombres que ha recurrido a la gestación subrogada como técnica de reproducción asistida, aunque sí sabemos que sabemos que entre 2004 y 2009 nacieron mediante esta técnica 6,600 niños y niñas en EE.UU., produciéndose un aumento de un 70% en el número de ciclos iniciados en este mismo periodo (2). Puesto que la gestación subrogada es una técnica empleada habitualmente por parejas heterosexuales, el dato nos dice poco sobre su uso por parejas del mismo sexo. En cuanto a su uso por ciudadanos españoles fuera de nuestro territorio, puede orientarnos la tasa de fertilidad del Consulado de Los Ángeles (uno de los principales destinos para realizar esta práctica), que multiplica por 5 la tasa ordinaria de fertilidad del territorio español y de la mayoría de consulados. (3)
2. PRINCIPALES RESULTADOS DE LAS INVESTIGACIONES EL BIENESTAR DE LOS HIJOS DE PAREJAS HOMOSEXUALES
Aunque se trata de un tema de investigación relativamente novedoso, en nuestra revisión hemos localizado más de 100 investigaciones empíricas sobre este tipo de familias realizadas a lo largo de las cuatro últimas décadas. En cuanto a la situación en nuestro país, hasta ahora sólo hemos encontrado publicados dos grandes trabajos que tratan en profundidad la situación de estas familias (4,5), aunque hay varios artículos de discusión y revisión (6) y algunas investigaciones que han obtenido menos difusión pero resultan de gran interés (7, 8). A esta revisión quisiéramos añadir el informe que nosotros mismos publicamos recientemente (9) en el que presentamos las vivencias subjetivas de ocho familias encabezadas por gays, lesbianas y bisexuales en Extremadura, y que fue publicado por Fundación Triángulo en colaboración con la Junta de Extremadura.
Para esta actualización, hemos dividido los principales hallazgos en estas cuatro áreas: investigaciones que realizaban una evaluación psicológica y social de los hijos e hijas de parejas homosexuales, investigaciones sobre los posibles efectos de ser criado en este modelo de familia para la sexualidad, e investigaciones sobre el funcionamiento familiar de estas familias.
2.1. Resultados de las investigaciones sobre los efectos de la crianza homoparental en la evaluación psicológica y social de los hijos
Las condiciones en que se ha formado la mayoría de las familias encabezadas por parejas del mismo sexo investigadas hasta la fecha (reconstrucción familiar, clima de estigmatización, conflictos individuales por la “salida del armario”), hacen extremadamente complicado aislar el efecto que el modelo familiar pudiera tener sobre niños y niñas, y aún así son muchas las publicaciones al respecto.
Han sido varios los trabajos que han evaluado la posible existencia de trastornos mentales o dificultades psicológicas entre los hijos e hijas de estas familias. Comenzando por el caso español (4) aplicaron tanto a su muestra como a un grupo control el Strengths and Difficulties Questionnaire (10), situando las puntuaciones medias fuera de problemas de esta índole, además de no encontrar diferencias significativas con el grupo control. A nivel internacional, Andersen y cols (11) localizaron 12 estudios en los que se evaluaba el funcionamiento emocional de los hijos e hijas de gays y lesbianas, sin que en ninguno apareciesen diferencias significativas con los grupos control. La metodología empleada en estos estudios fue muy variada, empleando desde test proyectivos a entrevistas estructuradas y evaluaciones psiquiátricas por parte de profesionales que desconocían la orientación sexual de los progenitores de los niños.
También se ha investigado en varias ocasiones el grado en que estos niños y niñas presentan o no un comportamiento socialmente aceptado. Aquellos estudios que han tratado de evaluar la aparición o no de estos fenómenos en los hijos e hijas de gays y lesbianas no han encontrado diferencias entre estos niños y niñas y los grupos control. Poniendo algunos ejemplos, cuatro estudios realizados por autores distintos (12-15) emplearon el Child Behaviour Cheklist (16) sin encontrar datos relevantes (administrado a las madres); los dos primeros administraron también el Teachers Report Form (17) a los profesores con el mismo resultado.
Ha habido también numerosas contribuciones estudiando la adaptación social y la aceptación por los iguales. En los nueve estudios analizados por Andersen y cols (11) a este respecto se encuentra que la mayoría detectaba una preocupación por parte de los niños y niñas acerca de las posibilidades de sufrir estigmatización, pero que esta tomaba forma efectiva en pocas ocasiones. También queda claro que estos niños y niñas dedican tiempo y energías a la cuestión y a decidir quién debe conocer su modelo familiar y quién no. Litovich y Langhout (18) señalan que lo habitual es que los niños y niñas lleguen a la escuela “orgullosos” de su estructura familiar, pero que con el paso de los años vayan descubriendo que sus peculiaridades pueden generar situaciones o comentarios desagradables y acaben reduciendo el número de personas con las que comparten la información.
2.2. Resultados de las investigaciones sobre los efectos de la crianza homoparental en la sexualidad y los roles de género de los hijos
Probablemente el debate acerca de la influencia que estas familias pudieran tener en la futura orientación sexual de sus hijos es el que más susceptibilidad genera. Uno de los estudios más extensos al respecto –aunque no compara con un grupo control– es el de Gartrell y cols. (19), que emplearon la escala Kinsey (20) con un grupo de 78 adolescentes hijos de familias lesbianas planificadas. Sus resultados fueron los siguientes: un 18,9% de las chicas y un 2,7% de los chicos mostraban algún tipo de atracción por ambos sexos, mientras que ninguna chica y un 5,4% de los chicos se definían como predominantemente o exclusivamente homosexuales. Esta incidencia de deseos homosexuales, siendo ligeramente superior a la encontrada en la población general, muestra claramente que no puede establecerse un vínculo entre la crianza homoparental y la orientación sexual, pudiendo atribuirse la diferencia más a la tolerancia que estas familias muestran con la diversidad sexual o incluso a las concordancias genéticas que otros investigadores han encontrado en la orientación sexual de, por ejemplo, hermanos gemelos monozigóticos frente a los dizigóticos u otro tipo de familiares (21, 22)
Otra cuestión que ha surgido es la conformidad o no de los hijos de parejas del mismo sexo con los roles sexuales – también llamados “de género”– asumidos generalmente para hombres y mujeres. Mientras que varios estudios parecen indicar que no hay diferencias significativas para los hijos de estas familias en los comportamientos, gustos y preferencias asociados a un sexo u otro (23, 24), otras investigaciones indican que los juegos y las aspiraciones de estos niños y niñas están menos marcadas por su sexo que en la población general (25, 26) Para el caso español, González y cols (4) emplearon una adaptaciones del Sex Role Learning Index (27) y el Children´s Sex Role Inventory, de Boldizar (28) y, al comprar los resultados obtenidos por los hijos de familias de gays y lesbianas con un grupo control, observaron que el conocimiento de los roles de género o las preferencias en juegos o actividades profesionales para el futuro eran equivalentes, aunque encontraron diferencias significativas en la flexibilidad respecto a las actividades o características que consideraban más apropiadas para hombres y mujeres.
2.3. Resultados de las investigaciones sobre el funcionamiento familiar
En cuanto a los estilos de crianza, podemos destacar el trabajo de Bos, Van Balen, y Van den Boom (29), que compararon en Holanda a 100 familias lesbianas que habían planificado su maternidad con otras 100 familias heterosexuales de similares características sociodemográficas. Encontraron, tras aplicar varias herramientas de evaluación, que no había diferencias significativas en sus experiencias como madres (estrés, competencia y justificación). Sí hubo diferencias entre las madres no biológicas y los padres en la justificación de la paternidad: las madres no biológicas anticipaban críticas de los demás y querían justificar su propia competencia. Encontraron también, en consonancia con los posteriores hallazgos de Kurdek, (30), que la madres biológicas lesbianas estaban más satisfechas con la coparentalidad de sus parejas que las madres de familias tradicionales con la coparentalidad de los padres. También observaron que los objetivos de la crianza (los atributos que deseaban que sus hijos desarrollasen) concordaban menos con los patrones sociales más establecidos (como ambición o autocontrol) que en las madres y padres heterosexuales. Diversos estudios (31) encuentran en las familias con progenitores del mismo sexo un reparto más equitativo entre los miembros de la pareja, lo que puede deberse a que no pueden asignarse tareas en función de su sexo. En el ya mencionado trabajo de Bos y cols. (29) se observó también que el tiempo que pasaban con los niños o dedicaban a tareas educativas se repartía también más equitativamente. Cuando se han comparado las habilidades de crianza entre madres no biológicas (definidas como “co-madres” o “madres sociales” en algunos estudios) con las de hombres en familias reconstituidas, las diferencias también apuntaban significativamente mejor hacia las madres no biológicas (24).
En España, el estudio de Arranz y Oliva (5) nos ofrece resultados muy completos sobre este tema. Estos autores emplearon una serie de instrumentos bien consolidados como son el Historial de Desarrollo de Pettit, Bates y Dodge (32) o el inventario HOME de Cadwell y Bradley (33), y un Cuestionario de Conflictos de Pareja elaborado por ellos mismos. Para sorpresa de los propios autores, los resultados de las familias de gays y lesbianas no sólo no mostraron ser inferiores a los restantes tipos de familias estudiadas, sino que fueron los más positivos en aspectos tales como el impacto del niño en el núcleo familiar o la calidad del cuidado sustituto. Sí se observó que los padres y madres homosexuales habían tenido más conflictos con su familia extensa que otros modelos familiares, aunque menos que las familias reconstituidas. La explicación que dan los autores a estos resultados significativamente positivos se basa en el mayor nivel de estudios y estatus económico de las familias localizadas para este modelo. González y cols. (4) también exploraron este área en familias españolas, y aplicando a su muestra y a sendos cuestionarios sobre estilos educativos e ideas de padres, y una serie de preguntas para analizar los valores educativos diseñadas por ellos mismos; observaron que las parejas del mismo sexo tenían unas ideas evolutivo-educativas actualizadas, poco tradicionales y que fomentan la independencia de los niños, empleando un estilo educativo con altas dosis de afecto y comunicación.
Volviendo a los estudios de carácter internacional, en lo que se refiere a la disciplina en el hogar, Golombok y cols (34) encuentran que las madres lesbianas utilizaban menos el castigo físico y dedican más tiempo a jugar con sus hijos e hijas. Como desventaja, observaron que las madres lesbianas no biológicas se involucraban menos emocionalmente con los hijos que los padres heterosexuales, aunque piensan que esto puede deberse a que sólo un 53% de las madres lesbianas no biológicas habían planificado la maternidad junto a la madre biológica, y el resto había comenzado a ejercer como madre con posterioridad al nacimiento del niño/a, lo que sería coherente con los hallazgos antes mencionados de Kurdek (30). Estos mismos investigadores compararon parejas heterosexuales, parejas lesbianas y madres solteras, encontrando que las madres solteras eran las que presentaban mayores dificultades, tales como relaciones más negativas con sus hijos y presencia en estos de más dificultades psicológicas
Respecto a las relaciones con la familia extensa y las redes de apoyo, tal como señala López (6), las relaciones de las personas homosexuales con la familia extensa no siempre son fluidas ni abunda la comprensión. Éste es un fenómeno que ha sido estudiado ampliamente y de hecho se ha comprobado que la aceptación familiar es un factor de protección frente al posible rechazo social que pueden sufrir las personas homosexuales (35). En varios estudios tanto nacionales como internacionales, las relaciones de los padres y madres homosexuales con abuelos y tíos suenen ser normales (4), aunque, como sabemos no siempre es así para la población homosexual general. Una posible explicación a esta normalidad en las relaciones puede ser que aquellos gays y lesbianas cuyas relaciones familiares han sido más fluidas tengan mayores probabilidades de invertir todos los esfuerzos y energías que requiere la creación de una familia, pero esto no deja de ser una hipótesis. También se ha comprobado en varias ocasiones que estas familias tienden a contar con una red de apoyo sólida (36), bien compuesta por la familia extensa o por amistades muy cercanas que cubren las funciones que tradicionalmente se asigna a tíos y/o abuelos.
Para finalizar, incluimos esta breve tabla-resumen con de los principales datos obtenidos sobre la situación de los hijos de parejas del mismo sexo en las investigaciones localizadas alrededor del mundo:
3. CONCLUSIONES
El gran número de investigaciones que encontramos sobre familias encabezadas por gays y lesbianas, que reflejan un amplio consenso en la ausencia de efectos negativos para sus hijos e hijas, sumado a la tendencia demográfica producida por el reconocimiento de las distintas orientaciones sexuales en España auguran que en los próximos años se tratará de un grupo de población prioritario para los profesionales dedicados a la fertilidad y la reproducción humana. A este respecto, la situación legal en nuestro país es muy favorable para las familia encabezadas por mujeres (que ven reconocida su filiación conjunta), pero tal como están ahora mismo redactados el Código Civil y la la Ley 14/2006, se hace imposible el acceso a la gestación subrogada para parejas de hombres en territorio nacional. Tanto los profesionales como los investigadores dedicados a la fertilidad y la reproducción humana tienen ante sí un panorama muy interesante en lo concerniente a las parejas del mismo sexo, que sin duda aumentarán en número en los próximos años y presentarán interesantes retos en los próximos años tanto a nivel técnico como ético y legislativo.
1Datos de elaboración propia a partir de los resultados definitivos (2011) y provisionales (2012) de las estadísticas del Movimiento Natural de Población, publicados por el Instituto Nacional de Estadística en http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=/t20/e301/&file=inebase