INTRODUCCIÓN
Los métodos anticonceptivos aportan la oportunidad, a las mujeres y las parejas, de separar sexualidad de reproducción. Las barreras para una utilización más amplia de los diferentes métodos anticonceptivos incluyen la falta de información, la difícil accesibilidad a los métodos así como el bajo nivel educacional de la población (1), habiéndose postulado que la Educación para la Salud es un elemento facilitador de la utilización de anticoncepción (2).
En España, y según datos de la Encuesta Daphne sobre uso de métodos anticonceptivos realizada en el año 2009, cerca del 80% de las mujeres en edad fértil utiliza algún método anticonceptivo (3) y de ellas, alrededor del 25% utiliza un método hormonal combinado. La principal fuente de información de los jóvenes españoles sobre los métodos anticonceptivos son los medios de comunicación e Internet, seguida de los amigos y círculo social que, habitualmente, han obtenido información también a través de los medios de comunicación y redes sociales (4). También sabemos que un elevado porcentaje de mujeres españolas que se inician en la anticoncepción hormonal combinada eligen el anillo vaginal como método anticonceptivo (5), pero casi un 15% de ellas no inicia el tratamiento prescrito debido, sobre todo, a dudas y temores que les surgen (6).
Comoquiera que nuestras pacientes salen de la consulta con dudas que no han sabido, no han podido o no han querido preguntar y que disponen de otros medios dónde informarse hemos querido indagar por algunos de los portales de Internet para conocer qué preguntan las usuarias de hormonas anticonceptivas. Cualquier anticonceptivo hubiese sido potencial diana para este estudio, pero hemos preferido centrarnos en el anillo vaginal por ser un método de gran aceptación en nuestro medio y por albergar algunas características que no tiene la píldora, fundamentalmente su vía de administración.
MATERIAL Y MÉTODOS
Para realizar nuestro estudio analizamos las dudas y preguntas sobre el tema realizadas en la página web www.anticonceptivoshoy.com. Esta web nació en el año 2006 con el objetivo de ofrecer al público general información actualizada sobre métodos anticonceptivos. Fue creada por el laboratorio Schering-Plough con fines divulgativos y ofrece la posibilidad de consultas por parte de los usuarios, que son respondidas por una especialista en ginecología. Esta página es, además, la primera que aparece en el buscador Google cuando en el navegador se coloca la palabra anticonceptivos. La mayor parte de sus visitas proceden de España (78,34%) siendo la cuarta parte de ellas usuarias de Madrid, el 17,66% de Sudamérica, el 0,77% de Estados Unidos y un 0,25% de Gran Bretaña. La media de páginas visitadas en cada visita fue de 8.15, y la media de tiempo de uso fue de 4.26 minutos.
Se han analizado las preguntas realizadas durante un período de 12 meses, desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2010 en la página web www.anticonceptivoshoy.com. A las personas que acceden a esta página se les pide que informen de su edad, procedencia, si conocen qué métodos anticonceptivos existen y si utilizan alguno.
Excluyendo las preguntas sobre otro tema u otro tipo de anticonceptivos, se recogieron 3971 preguntas sobre el anillo, procedentes la mayoría de mujeres usuarias de este método o interesadas en su uso. Las preguntas fueron clasificadas en dos apartados según la frecuencia y la duda principal. Las más frecuentes (más del 5%) se agruparon en varias categorías: alteraciones del patrón de sangrado, eficacia, desviaciones accidentales del régimen recomendado, modo de empleo y desviación intencionada del régimen recomendado. Las menos frecuentes (menos del 5%) se referían a dudas sobre receta médica, efectos no deseados, uso con patología concomitante o en poblaciones especiales, posición en la vagina, mal uso, cambio de método anticonceptivo, comercialización y marcas, beneficios no contraceptivos, exposición o sensibilidad del varón o retorno a la fertilidad.
Los resultados se presentan en porcentaje de frecuencia de las respuestas.
RESULTADOS
Las 3971 preguntas quedan repartidas en los apartados mencionados por orden de frecuencia (Tabla 1):
Dudas frecuentes:
Dudas poco frecuentes:
En la (tabla 2) se observa la edad media de las pacientes que realizaron preguntas frecuentes. Aunque incluidas en las divisiones anteriores, hemos considerado un apartado especial llamado “anecdotario” donde incluimos algunos ejemplos de dudas que albergan las usuarias del anillo (y otros métodos) que, seguro, pocas veces nos hacen en la propia consulta:
DISCUSION
En este trabajo presentamos los resultados del análisis de las preguntas realizadas, sobre el anillo vaginal anticonceptivo, en una página web. No cabe duda de que Internet ha cambiado las maneras de relacionarnos en lo social y en lo cultural, y que su ámbito se ha extendido vertiginosamente a las ciencias de la salud en general y a reproductiva en particular (7,8).
El trabajo que hemos realizado es el primero que analiza las dudas que las usuarias del anillo vaginal tienen sobre anticoncepción en general o sobre este método en particular. Todas las preguntas fueron contestadas por una ginecóloga, lo que garantiza la orientación con criterio e imparcialidad que antes apuntábamos. Prueba de que a la internauta le fueron resultas sus dudas es el elevado porcentaje de respuestas en forma de agradecimiento registradas posteriormente en la misma página web (datos no presentados). Analizando las cuestiones formuladas, vemos que las dos más frecuentes (alteración del patrón de sangrado y eficacia) suman un tercio del total de las preguntas. Si les sumamos las que hacen referencia al modo de empleo o a su mal uso, así como cuando existe una patología concomitante o se toma otro fármaco, sobrepasan los dos tercios. Esto significa que la mayoría de las consultas que se plantean en la red son cuestiones que podrían haberse resuelto en la misma entrevista médico-paciente.
Varios ensayos clínicos comparativos han puesto de manifiesto que el porcentaje de mujeres que presentan sangrado intermenstrual es menor entre las usuarias del anillo vaginal que entre las usuarias de una píldora anticonceptiva. Así, en un ensayo clínico comparativo entre el anillo vaginal y una píldora con 30 µg de etinilestradiol (EE) y 150 µg de levonorgestrel (LNG), un 1,1-5% de las usuarias del anillo presentaron sangrado intermenstrual frente a un 5,4-38,8% de las usuarias de la píldora con LNG, aunque la diferencia no alcanzó significación estadística (9). En otro ensayo clínico de características similares, en el que el anillo fue comparado con una píldora que contenía 30 µg de EE y 3 mg de drospirenona (DRSP), el porcentaje de mujeres con sangrado intermenstrual entre las usuarias del anillo osciló entre el 3,6 y 6,2% mientras que en el grupo de usuarias de la píldora fue del 4,7-10,4% (10). Es de suponer que facilitar esta información a las nuevas usuarias del anillo vaginal, podría disminuir sus dudas y el número de preguntas efectuadas que están relacionadas con este asunto.
Respecto al anillo, existe un trabajo cuyo diseño podría semejarse a éste (11), pero se centra esencialmente en conocer las opiniones que circulan por internet sobre la satisfacción o comodidad más que en las dudas que las usuarias se plantean sobre su uso. Ayuso et al revisan en 85 foros de internet cuáles son las apreciaciones de 246 participantes, deduciendo que el anillo es un método fácil de utilizar, cómodo, con menor riesgo de olvido y más seguro que la píldora, aunque presente más efectos adversos a nivel local. Sus conclusiones coinciden con las que observan Victor y Fink en una encuesta que es telefónica (12) y con nuestros propios datos, extraídos de las mismas consultas donde se han prescrito (13).
El artículo americano que considera las preguntas telefónicas es más parecido al nuestro por cuanto analiza dudas y no impresiones. Sin embargo, en la consulta por teléfono no existe el anonimato de internet y se evitan (por vergüenza) esas preguntas que hemos convenido en llamar “anecdóticas”. Victor y Fink descubren que la mayor cantidad de dudas derivan de las usuarias de la píldora o el parche y, por ello, suponen que el anillo es más cómodo o mejor tolerado (12). Nuestras observaciones coinciden parcialmente con las de este trabajo: por una parte, la mayoría de las preguntas de las usuarias del anillo tuvieron que ver con alteraciones en el patrón de sangrado o con la aparición de efectos secundarios. Pero a diferencia del estudio telefónico, en la relación de las preguntas que hemos analizado, aparte de las anecdóticas, sí se computan más cuestiones relacionadas con su colocación o eficacia, lo que está en concordancia con datos publicados en todo tipo de usuaria, sobre todo en la de corta edad (14). Como se razona en alguno de estos trabajos, plantear este tipo de dudas implica poca o mala información a la interesada, siendo un asunto que requeriría de una mayor información por parte del personal sanitario responsable del asesoramiento anticonceptivo.
Aunque en la mayoría de las páginas de internet se eluden las identificaciones de quienes formulan dudas, se atisba que en su mayoría son jóvenes o adolescentes (15). En nuestro trabajo, la gran mayoría dio su edad, estando más de las tres cuartas partes entre los 18 y los 30 años (datos no presentados), siendo más jóvenes quienes planteaban cuestiones acerca de un uso no adecuado de este método. Por eso, algunas consecuencias derivadas de la desinformación que antes adelantamos, deberíamos ahora recordar e insistir en su importancia para las mujeres de edades más jóvenes.
En la bibliografía revisada sobre el uso de internet en adolescentes se detecta que el uso de internet es una fuente de información cada vez más usada por los adolescentes (16) y se ha observado una asociación entre una elevada intensidad de uso de internet y peor salud mental y aumento de problemas de salud corporal (17).
CONCLUSIONES
A través de las preguntas que hacen las internautas sobre anticoncepción nos hacemos eco de la desinformación que impera en esta faceta de nuestra especialidad. Para reparar la falta de conocimiento que tienen las usuarias de métodos anticonceptivos y evitar sus consecuencias, los profesionales sanitarios deberíamos realizar un sobreesfuerzo en nuestra práctica clínica que incluyera tres puntos básicos: primero, adecuar los métodos y las pautas anticonceptivas a la condición de cada interesada; después, procurarle más tranquilidad. Por último, conocer la opinión y las sensaciones que tienen “tras salir de la consulta”.