INTRODUCCIÓN
La planificación familiar, según la OMS, permite a las personas tener el número de hijos que desean y determinar el intervalo entre embarazos. Se logra mediante el uso de métodos anticonceptivos (1), respetando así uno de los derechos humanos fundamentales: el de elegir libremente la descendencia además de permitir mejorar las tasas de supervivencia infantil, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados. Al mismo tiempo, mejora la salud materna por cuanto permite tener los hijos en el momento más adecuado, tanto desde el punto de vista físico como psico-social.
Son muchos los factores que influyen en la utilización de un método anticonceptivo por una determinada población, pero entre todos ellos podríamos destacar, sobre todo, dos:
En el momento actual estamos, teóricamente, en una situación en la que las mujeres y los hombres en España, tienen acceso a todo tipo de anticoncepción tanto a nivel del sistema público como de la medicina privada; a pesar de ello no se reducen las cifras de embarazos no deseados y de abortos, sobre todo entre la población joven y en inmigrantes (3).
Desde el año 1997 se vienen realizando, por parte del Equipo Daphne, encuestas nacionales Bienales sobre el uso de métodos anticonceptivos en España, tanto entre la población general, como entre los grupos específicos de jóvenes y mujeres de más de 40 años.
La última encuesta de 2011 del estudio Daphne pone de relieve el no uso de protección anticonceptiva, el recurso a métodos poco eficaces y el mal uso o uso inconsistente (no en todas las relaciones sexuales) de métodos como el preservativo, de tal forma que se calcula que 1.950.000 mujeres en España se han expuesto al riesgo de un embarazo no deseado en sus relaciones sexuales (4).
Por todo ello, desde nuestro Servicio de Obstetricia y Ginecología, decidimos poner en marcha un Estudio para acercarnos más a la realidad anticonceptiva de nuestra población y una vez tuviéramos más información, activar aquellos procedimientos y medidas a nuestro alcance para dar mejor respuesta a las necesidades de salud detectadas.
MATERIAL Y MÉTODOS
Se realizó un estudio descriptivo, longitudinal y prospectivo de pacientes que acudieron al Servicio de Urgencias del Hospital General Universitario de Alicante durante el periodo comprendido entre junio 2010 y noviembre de 2011 para un tamaño muestral de 87.
El estudio se llevó a cabo a través de un cuestionario cumplimentado por el facultativo mediante entrevista voluntaria a la usuaria al finalizar el Proceso de Atención de Urgencias por el que la usuaria acudía al Centro Hospitalario. Esta entrevista se realizó por tres de los facultativos residentes del Hospital General Universitario.
Los criterios de inclusión para poder realizar la encuesta eran:
En la encuesta se obtiene información, de manera voluntaria, acerca de las siguientes cuestiones:
Los datos se procesaron con el programa de Microsoft Access y Excel como gestores de la base de datos. Dichos datos se volcaron posteriormente al programa estadístico SPSS (Stadistical Package for Social Sciencies) versión 19 para Windows para el análisis de los mismos. Se hizo una de variables cualitativas y determinar la existencia de asociación entre ellas, utilizamos la prueba estadística de la Χ2 . Se fijó como grado de significación estadística un valor del 95% (p<0,05).
RESULTADOS
El tamaño muestra final fue de 87 mujeres. La edad media de las encuestadas fue de 28,55 años, siendo de 17 años la de menor edad y de 43 la de mayor edad.
Respecto a los datos sociodemográficos el 73,6% (n=64) de las mujeres eran españolas de raza blanca, seguida por las españolas de raza gitana con el 12,7% (n=11) y sudamericanas el 11,5% (n=10); el resto 1,1% (n=1) fueron afroamericanas y orientales 1,1% (n=1).
En cuanto a creencias religiosas el 25,3% (n=22) se confesaban ateas, el 70,1% (n=61) cristianas y el 4,6% (n=4) musulmanas.
De la población encuestada: el 4,6% (n=4) no tenían estudios, el 26,4% (n=23) tenían estudios primarios, el 41,4% (n=36) secundarios, el 21,9% (n=19) estudios universitarios y el 5,7% (n=5) formación profesional. Figura 2
Los datos acerca de salud sexual y ginecológicos: El 96,5% (n=84) de las encuestadas refieren tener ciclos menstruales regulares, y el 70,1% (n=61) dice acudir con regularidad a sus reconocimientos ginecológicos. Más de la mitad de las usuarias 55,2% (n=48), refieren haber ido alguna vez a Planificación Familiar.
En cuanto a sus relaciones de pareja el 86,2% (n=75) tienen pareja sexual estable. Sólo el 18,4% de las usuarias encuestadas (n=16) reconocen haber contraído alguna infección de transmisión sexual que se desglosan en la figura 3.
La edad media de la primera relación sexual fue a los 16,9 años, el promedio del número de parejas sexuales fue de 4,4. En cuanto a la frecuencia media de relaciones sexuales el 41,4% (n=36) era de más de 4 veces a la semana, el 36,8% (n=32) entre 1 y 3 veces a la semana, el 16,1% (n=14) más de una vez al mes pero menos de una vez a la semana, y el 5,7% (n=5) menos de una vez al mes.
En cuanto a la elección del método anticonceptivo, el 64,4% (n=56) de las usuarias refieren que son ellas las que lo eligen, frente al 34,5% (n=30) que la decisión es conjunta con su pareja, o el 1,1% (n=1) que lo elige la pareja. Figura 4.
El 35,6% (n=31) de las usuarias refieren haber tenido al menos 1 embarazo no deseado o no planificado, y el 70,9% (n=22) de las usuarias que se quedaron embarazadas sin planificarlo, refieren haberse realizado una interrupción legal del embarazo al menos en 1 ocasión, siendo un 12,9% (n=4) del total de las usuarias que se sometieron a una interrupción, las que lo habían realizado en 3 o más ocasiones. Las principales razones que aluden a la pregunta de por qué se realizaron una interrupción legal del embarazo fue la edad y motivos laborales y personales. A la pregunta de si habían utilizado algún método anticonceptivo en esa ocasión, el 100% de ellas respondieron que no, y que no utilizaron ningún método posterior como la píldora de anticoncepción de urgencia porque no consideraron de riesgo dicha relación sexual.
En cuanto a los métodos anticonceptivos, el 58,6% (n=51) de las usuarias refieren haber mantenido en alguna ocasión, relaciones sexuales sin desear gestación y sin haber utilizado precaución alguna.
El método anticonceptivo más utilizado por las usuarias encuestadas es el preservativo. Por orden decreciente los resultados obtenidos en cuanto a utilización de los métodos anticonceptivos por nuestras usuarias a lo largo de su vida han sido: el 88,5% (n=77) refieren haber utilizado el preservativo, el 75,9% (n=66) la anticoncepción hormonal combinada oral, el 49,4% (n=43) consideran el coitus interruptus como un método anticonceptivo relativamente seguro y por tanto lo usan como método habitual, el 19,5% (n=17) refieren haber utilizado el DIU de cobre, el 11,5% (n=10) el anillo vaginal, un 4,6% (n=4) refieren haber utilizado los gestágenos vía oral, y el DIU de levonogestrel, el parche hormonal, o el inyectable trimestral lo refieren utilizar un 2,3% (n=2) en cada uno de ellos. Además en la muestra recogida había tres mujeres que referían tener la ligadura tubárica bilateral hecha. La anticoncepción de urgencia la han utilizado un 35,6% de las usuarias alguna vez (n=31) como método anticonceptivo. Ha de tenerse en cuenta que los porcentajes de los métodos son independientes entre ellos, ya que una mujer puede usar varios métodos anticonceptivos a lo largo de su vida. Figura 5
En cuanto al grado de satisfacción con el método anticonceptivo, en una escala del 1 al 10, donde 1 es muy insatisfecha y 10 muy satisfecha, el anticonceptivo reversible que mejor puntuación recibió fue el DIU de levonogestrel con un 8. Tras éste, llama la atención que el que obtuvo mejor puntuación fue el coitus interruptus con un 7,1 pese a ser un método no seguro. La anticoncepción hormonal combinada oral llegó al notable con un 7, seguido del DIU de cobre con un 6,8. El método anticonceptivo peor valorado fue el anillo vaginal con un 4,2 sobre 10. El preservativo obtuvo una puntuación del 6,3, y con un 6 el resto de métodos encuestados como el parche y el inyectable. La ligadura tubárica bilateral obtuvo un 10 en cuanto a satisfacción. Figura 6
Por último dentro de la anticoncepción hormonal combinada vía oral, el 48,5% (n=32) refirieron tener algún olvido en alguna ocasión.
Cuando se les preguntó acerca de quién les había recomendado ese método anticonceptivo. Los resultados fueron que el 72,7% (n=48) se lo había recomendado su ginecólogo, el 13,6% (n=9) ella misma, el 7,6% (n=5) un familiar o amiga y el 6% (n=4) el médico de atención primaria. Figura 7.
Nos pareció interesante buscar la posible asociación entre el nivel cultural y el método anticonceptivo, pero probablemente debido al tamaño muestral no existió significación estadística (p>0,05). Tampoco la obtuvimos cuando cruzamos otras variables.
DISCUSIÓN
La edad media de la primera relación sexual se equipara a la nacional, ya que, según datos de la Encuesta Nacional de Salud Sexual del Ministerio de Sanidad Política Social del año 2009, la edad media de inicio de las relaciones sexuales se sitúa en torno a los 17-18 años, mientras que en el grupo Daphne se sitúa en torno a los 16-17 años (5).
El preservativo y la anticoncepción hormonal combinada oral son los métodos anticonceptivos más utilizados por nuestras usuarias, resultados equiparables a los realizados por el Equipo Daphne en 2011.
Nos llama la atención que un 49,4% de las mujeres encuestadas utilicen como método anticonceptivos habitual el coitus interruptus (retirada del pene de la vagina antes de la eyaculación) y, a pesar de que es un método que no necesita preparación ni supone coste alguno, no está considerado como un método anticonceptivo recomendable, por la alta tasa de fallos debido a la presencia de espermatozoides en el preeyaculado (6).
Además el 58,6% de las mujeres encuestadas han mantenido relaciones sexuales de riesgo en algún momento, nos parece unas cifras muy elevadas; siendo por tanto una población de mujeres muy alta la que se expone a un embarazo no deseado y/o a una ITS, junto a otro grupo que quizás por desconocimiento, utilizan métodos no seguros ni efectivos para la prevención del embarazo.
Además durante nuestras entrevistas pudimos observar que existe entre las mujeres una mala prensa sobre determinados métodos anticonceptivos, como la píldora u otros métodos hormonales, ya que la mayoría de estas mujeres consideran que tienen numerosos efectos secundarios, como el aumento de peso o de vello corporal y facial, en tanto no conocen ningún efecto no anticonceptivo beneficioso, razones por las cuales muchas de ellas la abandonan sin preguntar previamente a un facultativo. Si bien es cierto que, cuando hablamos de nivel de satisfacción, está bien situada en un notable.
Hemos observado también un desconocimiento acerca de los diferentes métodos anticonceptivos existentes en el mercado, muchas de las mujeres encuestadas sólo conocían el preservativo y la píldora. Por todo ello nos planteamos que quizás no estamos transmitiendo con claridad la información necesaria para que las mujeres puedan elegir, con conocimiento de causa, el método anticonceptivo que más se ajuste a sus preferencias y necesidades de salud. Otra razón que se plantea es que cuando una mujer solicita atención por su ginecólogo de zona, quizás éste no se encuentra accesible dado los trámites burocráticos y barreras administrativas. Estas reflexiones deben estar presentes por tanto a la hora de fijar nuestras estrategias de salud.
Según los criterios Médicos de Elegibilidad para el uso de anticonceptivos de la OMS (2009), los jóvenes son buenos candidatos a cualquier método anticonceptivo, y deberían tener acceso a elegir dentro de una amplia variedad. Considera que: La edad no constituye una razón médica para negar el uso de un método anticonceptivo; En general, los jóvenes no presentan contraindicaciones para los métodos hormonales puesto que habitualmente son personas sana. Se debe valorar riesgo beneficio y sopesar con las ventajas de evitar un embarazo no deseado; Aspectos sociales y conductuales deberían ser considerados a la hora de la elección del método, valorando entre otros factores el posible riesgo de infecciones de transmisión sexual.
En los países desarrollados buena parte del control de la fertilidad descansa en el uso de métodos anticonceptivos eficaces, que resultan de gran importancia para evitar, o disminuir, las cifras de interrupciones voluntarias del embarazo (2).
Cobra especial relevancia el transmitir la información de manera adecuada y comprensible, adaptando los términos y formas a las condiciones personales de cada usuario/a que demande información, explicándole no solo la existencia de los diferentes métodos, sino también su forma de utilización, su nivel de eficacia, sus riesgos y beneficios, y los motivos por los que precisa control y prescripción médica.
A la vista de nuestros resultados, donde un 35,6% han tenido un embarazo no deseado, y de ese 35,6%, el 70,9% han solicitado una interrupción legal del embarazo, consideramos esencial la prevención de los embarazos no deseados, ya que las consecuencias del mismo, aparte de psicológicas, sociales y económicas, pueden llegar a suponer un aumento de la mortalidad materna, aumento de la mortalidad infantil, abortos inducidos (en ocasiones realizados por personal no cualificado), y enfermedades derivadas del embarazo y parto.
En el campo de la salud sexual y reproductiva, se considera conducta de riesgo mantener relaciones sexuales sin protección que puede comportar efectos indeseados inmediatos, como una infección de transmisión sexual o un embarazo no planificado, o futuros, como esterilidad o pérdida de oportunidades por maternidad precoz (7).
En ocasiones consideran el aborto como única salida de esa situación. Y en efecto desde la antigüedad ha sido evidente que, en la mayoría de sociedades, testifican la voluntad de prevenir nacimientos no deseados (8).
Con todo ello, consideramos que la educación debe ser el principal arma que debemos utilizar los sanitarios para lograr nuestro objetivo que, en materia de salud sexual y reproductiva se trata de poder evitar embarazos no deseados, que las parejas tengan acceso a una adecuada planificación familiar y mantener una esfera psicosexual satisfactoria. Para poder ofrecer esa educación sanitaria de manera eficiente debemos conocer los profesionales sanitarios, la población con la que queremos trabajar, averiguando las necesidades sentidas y demandadas por dicha población. Nos parece útil realizar encuestas como la que hemos llevado a cabo para este estudio porque nos acerca más a la realidad de nuestra población.