INTRODUCCIÓN
Existe un interés creciente por conocer las conductas sexuales y anticonceptivas juveniles como vía para llevar a cabo estrategias educativas, de promoción de salud y preventivas capaces de reducir las importantes tasas de embarazo no deseado y de interrupción voluntaria del embarazo (IVE), especialmente durante la adolescencia y la juventud.
Según fuentes del Instituto Nacional de Estadística (INE) de España, el total de población femenina española entre 15 y 24 años era de 2.529.330 en el año 2008. En el mismo año se registraron 66.880 nacimientos (1) y 42.853 abortos (2) en ese grupo de edad, lo que supone una tasa de natalidad de 26,44 por mil y una tasa de aborto de 16,94 por mil.
Desde 2002, en que se publicaron los resultados de la primera encuesta nacional sobre comportamientos sexuales, uso de métodos anticonceptivos y fuentes de información en la juventud española (3), se han llevado a cabo otras encuestas, de ámbito local y nacional, que ofrecen una fotografía sobre esta realidad tanto en un momento dado como desde una perspectiva evolutiva. En concreto, nuestro grupo ha participado en el diseño, desarrollo y análisis de un total de tres encuestas, la ya citada de 2002 y otra de 2005, que junto a la que ahora se presenta, ofrece una perspectiva histórica fundamental para avanzar en el diseño e implementación de estrategias educativas y sanitarias para promover una sexualidad saludable, responsable y libre de riesgos.
En ese intervalo se han llevado a cabo algunas campañas institucionales o de otros ámbitos sociales y sanitarios y se han puesto en marcha ciertos programas educativos con el objetivo de incrementar la información y sensibilizar sobre la prevención de embarazos no deseados y de infecciones de transmisión sexual con un impacto en las conductas sexuales y anticonceptivas juveniles difíciles de evaluar. En lo referente a la disponibilidad de métodos anticonceptivos, en este periodo no se han producido cambios muy relevantes salvo un mayor conocimiento y uso de la anticoncepción de urgencia a partir de su comercialización en el año 2001.
La juventud recibe información sobre sexualidad y anticoncepción por muy diferentes vías y con distintos contenidos. El peso de vías informales como los medios de comunicación, y especialmente Internet y las redes sociales generadas en torno a él, constituyen una fuente común de información aunque frecuentemente de calidad baja. Ante la hipótesis de que ese aumento de vías informales no científicas no se acompaña ni de una mejor información en el seno familiar ni de una mejora sustancial, en cantidad ni en calidad, de la información proveniente de fuentes formales (sistema educativo y sistema sanitario fundamentalmente), resulta necesario profundizar en dichas fuentes de información, poniendo especial énfasis en el impacto de vías de información emergentes. Además sabemos que la información de que se disponga es un factor determinante, tanto en la elección como en el uso de un método anticonceptivo (4).
Con el objetivo de conocer cuáles son los métodos anticonceptivos concretos que utilizan los jóvenes españoles y las fuentes de información sobre anticoncepción que utilizan nos planteamos realizar una encuesta nacional.
MATERIAL Y MÉTODOS
Durante el periodo comprendido entre el 27 de Noviembre y el 22 de Diciembre de 2008, realizamos una encuesta a nivel nacional con el objetivo de conocer los usos anticonceptivos de la juventud española, así como las principales fuentes de información sobre sexualidad y anticoncepción. La recogida de datos se realizó mediante entrevistas personales a una muestra seleccionada de jóvenes españoles de 15 a 24 años de edad. El cuestionario utilizado, cumplimentado en el propio hogar de los jóvenes por un equipo de encuestadores profesionales, estaba compuesto por un total de 48 preguntas, recogiendo la Tabla 1 las más relacionadas con el presente trabajo.
El cuestionario no recogió datos personales de los entrevistados y toda la información fue tratada confidencialmente, de manera que en ningún caso se les pudiese identificar individualmente.
La legislación española no exige la aprobación de un comité ético para este tipo de estudios poblacionales anónimos pero, a pesar de ello, las entrevistas se realizaron con su aprobación previa y el consentimiento expreso para el uso científico de la información recogida.
Diseño estadístico
Para seleccionar los potenciales candidatos del estudio se utilizó un muestreo bietápico de conglomerados con submuestreo y estratificación en las unidades de primera etapa. La secuencia del muestreo se inicia con la selección de las unidades de primera etapa basándonos en las secciones censales en que las viviendas de nuestro país son divididas (cada sección censal incluye un máximo de 2500 habitantes viviendo en la misma zona geográfica). Una vez que las secciones censales han sido seleccionadas, todos los hogares existentes en estas secciones son enumeradas, obteniéndose por muestreo aleatorio simple, sin reemplazamiento, la relación de hogares objeto de muestreo. Este diseño garantiza la representatividad geográfica y socio-demográfica adecuada para cada sexo y grupo de edad.
A efectos de análisis se tomaron en consideración dos subgrupos etarios, 15-19 y 20-24 años y los dos sexos, hombre y mujer, por considerar que ambas circunstancias presentan características diferenciadoras. La muestra fue distribuida geográficamente entre todas las Comunidades Autónomas agrupadas en siete grandes zonas para garantizar su representatividad.
El error de muestreo se calculó en un 2,24 % para un nivel de confianza de 95,5 %.
Métodos para la recogida de información
La recogida de información fue controlada en todo momento a fin de prevenir potenciales errores ocurridos durante el trabajo de campo. Para ello se tomaron las siguientes medidas: a) utilización de un equipo de entrevistadores altamente cualificados; b) preparación de un manual de instrucciones para los entrevistadores; c) desarrollo de un pretest o estudio piloto; d) análisis aleatorio del 15% de los cuestionarios recibidos y del 100% de los cuestionarios que presentaban datos contradictorios o con algún tipo de inconsistencia.
Análisis estadístico
La prueba de conformidad de chi-cuadrado (χ2) fue utilizada para evaluar la relación entre dos variables categóricas. La fuerza de la asociación fue analizada mediante el coeficiente de contingencia de Pearson. La significación estadística se estableció en P>0.05.
RESULTADOS
Se entrevistaron 2.000 jóvenes, 976 mujeres y 1.024 hombres. En la Tabla 2 se presenta la distribución de la muestra en función de la edad y el sexo de los entrevistados.
El 95 % de los encuestados estaban solteros, el 55 % eran estudiantes, el 39 % trabajaban y el 7 % estaban desempleados.
El 82 % de los varones y el 81 % de las mujeres refirieron haber mantenido relaciones sexuales con penetración alguna vez en su vida y un 74 % del total de la muestra indicaron haberlas mantenido en los últimos doce meses.
Uso de métodos anticonceptivos
Del total de jóvenes encuestados, un 82 % había utilizado alguna vez algún método anticonceptivo, siendo ese porcentaje levemente superior (83 %) en los varones que en las mujeres (81 %). Al ser preguntados por el uso actual de métodos anticonceptivos un 78 % refiere utilizar algún método anticonceptivo, con un porcentaje mayor entre los varones (80%) que entre las mujeres (75%). Igual que en otros casos, el mayor porcentaje de uso actual corresponde a los grupos de más edad (Tabla 3).
El método anticonceptivo más utilizado por la juventud española es el preservativo seguido por la píldora anticonceptiva. El preservativo es utilizado por el 71 % de los varones y por el 46 % de las mujeres (usado por la pareja), aunque casi un 28% de ellos reconoce no utilizarlo en todas las ocasiones. En la Tabla 4 se presentan los porcentajes de uso de cada método anticonceptivo en función del sexo y edad de los encuestados. El 20 % de los varones y el 25 % de las mujeres refieren no utilizar ningún método anticonceptivo en el momento de ser encuestados. De éstos, un 18 % refieren no mantener relaciones sexuales en la actualidad y el 82 % restante refiere otros motivos para no usar métodos.
Respecto al uso de anticoncepción de urgencia (AU), un 93 % de las mujeres jóvenes y un 89 % de los varones jóvenes refieren conocerla, considerando mayoritariamente (94 % de hombres y 97 % de mujeres) que no es un método adecuado como anticonceptivo habitual. Tomando en cuenta sólo las mujeres jóvenes, un 28 % referían haberla utilizado alguna vez, con una media de uso de una y un máximo de 6. En el grupo más joven (15-19 años) ese porcentaje de uso descendía a un 19 %, con una media de uso de una y un máximo de tres.
Fuentes de información
El 86 % de los varones y el 91 % de las mujeres reconocen haber recibido algún tipo de formación o información sobre sexualidad y anticoncepción durante su etapa educativa. El 19 % de jóvenes, tanto hombres como mujeres, consideran esta formación o información como insuficiente. Prácticamente la totalidad de la muestra (94 % de los hombres y 98 % de las mujeres) consideran necesaria este tipo de formación, señalando el colegio y el instituto como los lugares más adecuados para impartirla. En términos generales, las vías por las que reciben información sobre sexualidad y anticoncepción, múltiples y complementarias, varían entre varones y mujeres y también por grupo de edad. El entorno de proximidad (familia y amigos) y los medios de comunicación (prensa, televisión y radio) son los que destacan. Mientras que la familia y los amigos son referidos por el 96 % de las mujeres, ese porcentaje baja en el caso de los varones al 87 %, manteniéndose porcentajes similares, en torno al 58 %, cuando se refieren a los medios de comunicación (prensa, radio y televisión). La mayor diferencia se encuentra en la consulta médica como fuente de información ya que, mientras que es referida por el 40 % de las mujeres, solo el 7 % de los varones la señalan. Por el contrario Internet es una vía más influyente en los varones (41 %) frente al 30 % de las mujeres. En la Tabla 5 y en la Figura 1 se pueden observar estas diferencias.
DISCUSIÓN
La juventud española usa métodos anticonceptivos eficaces en alta proporción lo que se confirma en diversos estudios (5,6). Existe también coincidencia en el hecho de que los varones jóvenes utilizan más métodos anticonceptivos que las mujeres de edad similar y que los de más edad, en general, recurren a la anticoncepción en mayor proporción que los de menor edad. El preservativo masculino es el más utilizado, seguido de la píldora anticonceptiva, siendo el primero más utilizado entre los grupos de menor edad y la segunda más en los grupos de mayor edad. Un estudio realizado en Cataluña (España) a adolescentes entre 14 y 16 años mediante cuestionario autoadministrado puso de manifiesto de manera significativa que los chicos usaban preservativo menos frecuentemente que las chicas (uso por parte de la pareja) (7) lo que no coincide con nuestros resultados. No obstante la metodología difería sustancialmente del nuestro ya que fue desarrollado en el ámbito escolar.
El uso de métodos anticonceptivos entre la juventud española ha crecido en los últimos años. Según un estudio similar ya referido, publicado por nuestro grupo en 2005 (3), ha habido un incremento porcentual de 19 puntos en los varones (de 61% a 80%) y de 15 en las mujeres (de 60% a 75%). Aunque la preferencia de uso se mantiene en parámetros similares, asistimos a un leve incremento en el uso de métodos hormonales distintos de la píldora anticonceptiva.
La falta de homogeneidad de las muestras dificulta el análisis comparativo: Así, en el propio término juventud existen diferencias. Mientras que internacionalmente se define juventud entre 10 y 24 años, uniendo las fases de adolescencia temprana, adolescencia tardía y juventud, en muchas ocasiones los tramos a estudiar difieren. Debido al objeto de estudio (uso de anticonceptivos) la tendencia es partir de los 15 años, edad en la que teóricamente comienza la vida reproductiva. Otras diferencias vienen dadas por un momento o etapa concreta de análisis (primera o última relación sexual, alguna vez en la vida, últimos 12 meses, etc.) y algunos otros por el estado civil.
Abama, Martínez y Copen llevaron a cabo un estudio comparable al nuestro en algunos aspectos, realizado en los hogares mediante entrevista personal entre 2006 y 2008. Entre los 2.767 participantes el 79% de las mujeres y el 87% de los varones usaron un método anticonceptivo en la primera relación sexual, siendo el preservativo el más usado. El uso de doble método era referido por un 17% (muy superior a nuestro medio) y señalaban un incremento respecto a periodos anteriores en el uso de métodos de abstinencia (8). La principal limitación a la hora de comparar los datos obtenidos es que éste estudio fue realizado entre adolescentes casados.
Entre jóvenes suizos entre 16 y 20 años, Narring, Wydler y Michaud encontraron también un alto uso de métodos anticonceptivos centrados en el primer y último contacto sexual. Con una amplia muestra (n= 4.283) de varones y mujeres adolescentes solo un 7% de los entrevistados referían no haber usado ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual. Durante su primera relación sexual estable el 41 % de las adolescentes y el 31% de los adolescentes referían un cambio en su método, de preservativo a la píldora anticonceptiva. En consecuencia concluían que el uso de preservativo es elevado entre los adolescentes suizos, especialmente en la primera relación sexual (9).
Aunque este alto uso de métodos anticonceptivos entre la juventud parece estar en contradicción con la tasa de embarazo no deseado y de interrupción voluntaria del embarazo en este grupo de edad (17 por mil) conviene tener en cuenta que en nuestro estudio casi una cuarta parte de jóvenes que no utiliza ningún método anticonceptivo no lo hace por no tener relaciones sexuales sino por otro motivos y que casi una tercera parte de los que dicen usar preservativo reconocen usarlo de manera inconsistente. Este crecimiento aparentemente contradictorio, y sus posibles causas, ha sido referido en otra reciente publicación de nuestro grupo (10) sobre el conjunto de mujeres en edad fértil y no solo sobre la juventud, poniendo asimismo de manifiesto incidencias en el uso de métodos eficaces, sobre todo preservativo, con consecuencias de embarazos inesperados.
El uso de anticoncepción de urgencia y del doble método parece tener una evolución positiva. Aunque por su bajo uso y su reciente aparición en encuestas de ámbito nacional solo podemos analizar tendencias, todo parece indicar que no se está haciendo uso de la primera como método habitual y que la aceptación y uso del doble método es levemente creciente. En comparación con nuestro estudio ya citado (3) el uso de anticoncepción de urgencia, alguna vez, ha pasado entre las mujeres jóvenes entrevistadas de un 18 % a un 29%.
Respecto a las fuentes de información sobre sexualidad y anticoncepción, muchos de los estudios disponibles tienen serias limitaciones metodológicas, basándose en muestras pequeñas o formando parte del acerbo de congresos o seminarios. La mayoría tratan sobre el nivel de conocimientos en sexualidad y anticoncepción dentro del ámbito escolar y otros hacen referencia a las diferentes vías para obtener información. A este respecto disponemos en España de una amplia encuesta poblacional (6) en la que se definen tanto las materias relacionadas con la sexualidad sobre las que se demanda información como las fuentes preferentes (personas, lugares y medios) para obtenerla. En esta encuesta, tomando en cuenta solo al grupo de 16 a 24 años, destaca el entorno familiar siendo la madre la fuente de información más deseada para las chicas y el padre para los chicos, seguido en ambos casos, por el profesorado.
En nuestro estudio el peso de la familia es menor, ocupando, por el contrario, un lugar más destacado el entorno de proximidad representado por los amigos. Llama, además, la atención el importante papel que ocupan los medios de comunicación como fuente informativa lo que no puede compararse con la encuesta anteriormente citada por no haber contemplado dicha variable. El sector sanitario solo tiene un peso relativo en el caso de las mujeres jóvenes, y muy testimonial en el caso de los varones jóvenes. En cualquier caso para el análisis de estas fuentes se suele recurrir, debido a las dificultades para discriminar la información entrante, a respuestas múltiples lo que provoca limitaciones considerables. De cara a mejorar las estrategias formativas e informativas dirigidas a la población joven, se necesitarían nuevos estudios que discriminen las fuentes de mayor peso, las diferencias por género, el impacto de las nuevas tecnologías sobre la información que reciben los jóvenes y los motivos que justifiquen la baja influencia del sector sanitario como fuente informativa.